Hablemos de piezas que nacieron como auténticos iconos y que son capaces de representar un punto intermedio entre el pasado, el presente y el futuro.
El deseo constante de llamar a las cosas por su nombre quiso que recientemente encontraran una nueva etiqueta a su forma de entender el mundo: amplia, libre y sofisticada. En aquel instante, estos diseños fueron bautizados como clásicos contemporáneos. Ellos son los auténticos responsables de que pudieran desaparecer los saltos en el tiempo en un mismo espacio.
Estas creaciones han sabido despojarse de excesos innecesarios y sintetizar su lenguaje más funcional, sin renunciar en ningún momento a la creatividad que sus diseñadores han impreso en ellas.
Digamos que logran convencerte de que siempre han estado ahí. Perduran intactas en el tiempo y son símbolo de una modernidad permanente que no entiende de modas ni tendencias pasajeras.
Tampoco creen en lo efímero, pero sí en la verdad de un diseño útil y equilibrado. Esta es su mayor virtud…
Para Viccarbe la polivalencia de un diseño es una revolución que se batalla en silencio. Encajando a la perfección en espacios muy diversos. Sin difuminarse y sin perder su visibilidad.
Una misma pieza, un mismo mueble, cambia por completo dependiendo de la sensibilidad de quien selecciona. Sus tejidos, sus acabados… hacen que un mismo diseño pueda integrarse en espacios muy diversos: desde cajas puramente arquitectónicas, hasta espacios profundamente vividos y barrocos.
Por todo ello y más, la intuición nos dice que la sofisticación siempre vendrá de la mano de valores como la calidez o la versatilidad. Porque creemos en piezas que logran provocar a la razón de una forma amable.
Desde nuestro punto de vista, el equilibrio entre carácter y flexibilidad será la clave del porvenir. Hoy los interiores podrán ser minimalistas o maximalistas. Sin embargo, los auténticos clásicos contemporáneos se mantendrán sencillamente atemporales.
